jueves, 11 de octubre de 2007

ECUADOR: Marialuz Albuja (1972)




MARIALUZ ALBUJA (Quito, 1972). Estudió Artes Liberales en la Universidad San Francisco de Quito y sacó su maestría en Estudios de la Cultura en la Universidad Andina Simón Bolívar. Ha publicado dos poemarios: Las naranjas y el mar, 1997; Llevo de la luna un rayo, 1999 y Mapa de Sal (2004). Tiene dos libros inéditos: La pendiente (poesía) y Diez típicas historias y un cuento de hadas (cuento). Está incluida en las antologías Poesía erótica de mujeres, Quito, 2001, y Ciudad en verso, Quito, 2002. Sus poemas han sido publicados en revistas internacionales de poesía.

1. ¿Cuáles son los tres títulos de la literatura universal a los que se acerca constantemente a releerlos?

Empezaré por el más antiguo en mi vida: Las mil y una noches. Aún conservo la edición de Bruguera en pasta dura, roja y bastante destartalada que mi mamá nos leía a mis hermanos y a mí antes de dormir. Conservo también la costumbre, que se ha vuelto necesidad, de leer un cuento o fragmento a la hora de acostarme. Allí encontré para siempre la magia de la literatura.

Lolita es otra de mis fijaciones. La releía en inglés hasta hace poco, cuando descubrí su belleza en español. Me gusta comparar párrafos de ambas versiones y memorizarlos como si fuesen poemas. Tengo especial predilección por los pasajes que narran el amor frustrado entre H.H. al inicio de su adolescencia y Annabel, la “niña iniciática” que no habría de abandonarlo jamás. Son escenas cargadas de un erotismo delicioso e insoportable, siempre frustrado y, por ello, aún vivo. La prosa descomunal y melodramática que utiliza el narrador para contarnos su desgracia convierte a Lolita en la novela con el mejor humor negro de la literatura.

El romancero gitano sacia mi permanente hambre de música. Música hecha únicamente de palabras, de silencios. García Lorca logra la vida y la contagia salpicada de fatalidad y de muerte. Pero es tanto el contagio que debo alejarme del Romancero cuando escribo poesía.

2. ¿Qué haría por obtener un ejemplar de la primera edición de algún libro famoso de la literatura y Cuál sería ese título?

Más que el primer ejemplar de uno de los tres tomos que recogieron su obra en 1689, 1692 y 1700 me encantaría tener los manuscritos de algún texto de Sor Juana, preferentemente del Primero Sueño. Me conformaría con el fragmento final, que quisiera enmarcar en madera rústica y colocar en la cabecera de mi cama: la luz vence sobre la noche, pero nuestras interrogantes siguen intactas.

No sé qué se habrán hecho los manuscritos. Tal vez estarán en algún museo, o habrán sido desechados cuando se realizaron las primeras ediciones. Tendría que investigar si aún existen y, de ser así, intentaría pagar su precio. No tengo dinero, pero supongo que podría vender las joyas que me dieron cuando niña y que jamás he usado. El canje valdría la pena.

3. ¿En qué libro ha encontrado su definición de “Vida”?

Cien años de soledad ha logrado lo que su autor quería: que allí estuviera “todo”. Es una novela que integra a la vida y a la muerte en su eterna sucesión. En sus páginas encuentro la historia de la humanidad: el paso del mundo premoderno y mítico hacia el mundo que existe después de la pérdida de la inocencia; el nacimiento de la semiología; el desarrollo de la técnica; las transformaciones sociales y políticas; el olvido de la Historia, narrada por el poder, frente a los hechos reales; el neocolonialismo; la guerra y su absurdo; la imposibilidad del amor.

Allí conviven el mundo de las mujeres, el mundo de los niños, el mundo de los hombres, el mundo de los ancianos. La destrucción final, acarreada por el tiempo, no es más que un nuevo comienzo de aquello ya experimentado: la repetición inevitable de la vida y de la Historia.

4. ¿Qué historia de amor de la literatura le hubiera gustado vivir?

En esto del amor soy muy mundana. No me gustan los romances ideales sino aquellos que se acaban. Me habría gustado vivir la historia entre Martín Romaña e Inés, y no exagero (valga la contradicción) al decir que en cierto modo la viví.

5. ¿Qué obra de la literatura le gustaría ver en el cine?

Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll. Sin teorizar y sin hacer análisis de cine, simplemente creo que se trata de una historia completa: divertida, profunda, brillante, tristísima. Su visión política es mordaz y lúcida. A pesar de que la historia está narrada por el protagonista encerrado en su apartamento, la posibilidad de recrear escenas cinematográficas es muy amplia. Son tan vívidos los recuerdos del narrador que el libro parece tener voces y rostros. Eso sí, creo que de llegar a hacerse la película no perdonaría la omisión de un solo diálogo. Podría convertirse en la comedia más crítica y conmovedora del cine alemán.

6. ¿Con qué autor de la literatura le hubiera gustado conversar y compartir en una velada bohemia?

Me habría encantado pasar una velada con Naguib Mahfuz. Hablar en pasado suena pesimista porque el encuentro podría realizarse si tuviera la oportunidad de viajar a Egipto cuanto antes (sus noventa y dos años ya son muchos) y tener la buena suerte de ser recibida por él. Quisiera saber cómo es un hombre que ha llegado a conocer a su pueblo de manera tan profunda y, sobre todo, auténtica, pues lo que más respeto es la falta de aspaviento en su literatura. Narra los acontecimientos más sencillos y los más trascendentes con la misma naturalidad, como si los hubiera vivido todos. No explota a su Egipto natal ni al mundo árabe para conmover lectores que buscan lo exótico. Al contrario, se mantiene fiel al espíritu popular, revelando el carácter universal de las vivencias, pasiones y problemática humanas.

En Medellín, hace tres años, tuve la suerte de conocer al poeta egipcio Nassar Abdallah Nassar, y me atreví a encargarle una carta para Naguib Mahfuz, su amigo. Pocos meses después recibí, enviada desde El Cairo, una entrevista que le habían hecho a Mahfuz en un diario de su país. Todo estaba escrito en árabe, y uno de los párrafos venía subrayado con rojo para que yo pudiera, al menos, identificar la parte del texto en que, según Nassar me explicó, Mahfuz hacía referencia a mi mensaje de Medellín, esa carta de amor, garrapateada al apuro en la sala de espera del aeropuerto y que, a decir del amigo, lo había hecho muy feliz. Aún espero por mi velada bohemia.

7. ¿A qué autor de la literatura universal considera injustamente olvidado?

Son tantos los casos de escritores olvidados, hombres y mujeres, contemporáneos y de épocas anteriores, que me resulta difícil contestar a esta pregunta. Pienso, sin embargo, en un autor que me ha llamado la atención desde hace apenas un año: George MacDonald, el escritor de fantasía que inspiró a sus admiradores CS Lewis y JRR Tolken en la creación de obras sumamente difundidas e incluso recreadas en el cine. Sin embargo, me parece válido formular la pregunta ¿olvidado por quién, o desde qué perspectiva?. MacDonald es considerado un clásico de la novela romántica del XIX, pero no entra en la literatura de fantasía con la fuerza de Lewis y Tolken. Así pues, ha sido olvidado en un aspecto que constituye, a mi modo de ver, la esencia de su literatura.

8. ¿A qué autor de la literatura universal considera sobre valorado por la crítica y el tiempo?

Aunque no creo tener la autoridad para emitir juicios de tanta magnitud, y aunque por decir lo que voy a decir se me pudiera tachar de irreverente, pienso que un autor sobre valorado por la crítica ha sido Pablo Neruda. Es cierto que escribió poemas de gran maestría, pero no creo que la totalidad de su obra mantenga ese mismo nivel. Gran parte de sus textos da la impresión de haber sido poco trabajada y publicada sin rigor. Dentro del Canto general podemos encontrar segmentos incomparables, como lo son ciertos textos de Residencia en la tierra y, no se diga, de su primera época que introduce en nuestra literatura la presencia de lo cotidiano y, aparentemente, insignificante, marcando una ruptura. Pero me queda la sensación de que bien podría haber publicado el cuarenta por ciento de lo que publicó. Muchas de sus Odas elementales parecen una copia del discurso utilizado con originalidad en textos anteriores, y el uso (o abuso) de ciertas imágenes a lo largo de sus distintos poemarios llega a ser empalagoso. Pero, como ya lo dije, esto no me impide admirar aquellos textos que, en mi opinión, debieron ser sus únicos poemas publicados.

9. ¿Qué personaje de la literatura le hubiera gustado que exista, efectivamente?

Hasta hoy no he conocido a la persona, hombre o mujer, que no se haya enamorado de la Alejandra de Sobre héroes y tumbas. Encuentro en ella la belleza de la sombra, esa belleza que reside en el mal o, quizás, en la intuición del mal. Ella es capaz de hacer todo aquello que me atrae y me aterra. Su muerte, revelada al inicio de la novela, es el misterio que la define, como si pese a las pasiones que inundan su vida, estuviera ya muerta. Sus acciones, palabras, e incluso pensamientos, parecen regir el mundo que la rodea, sin que por ello logre jamás dominar a sus propios demonios. Me encantaría conocerla y, en ella, explorar la razón de mis obsesiones.

Otro personaje a quien quisiera conocer es la Macabea de Clarice Lispector en La hora de la estrella. Su manera de vivir cada detalle desde la simplicidad más absoluta me hace envidiarla, en cierto modo, aunque su historia está marcada por la soledad y el desamparo. Tiene una aureola de ingenuidad que me ha llevado a quererla mucho, como a una flor desamparada en la ciudad.

10. ¿En qué personaje de la literatura se ha visto reflejado en virtudes y defectos?

Cuando tenía doce años leí un libro perteneciente a la literatura juvenil: El tesoro del molino viejo, se llamaba. No recuerdo el nombre de su autora. Tampoco el de la protagonista. Pero recuerdo nítidamente las angustias vividas por la muchacha. Angustias imaginarias y terribles, como aquellas que me han asaltado desde la infancia. Leer ese libro significó encontrarme con las palabras que describían mi propia desesperación: la desesperación de una niña que no sabía, entonces, ponerle un nombre a su miedo.

11. ¿Cuáles son las cinco palabras que utiliza con obsesión en su literatura?

Son cuatro las palabras que siempre regresan a mis poemas. El sonido del agua no me ha abandonado desde que empecé a escribir. La noción de la poesía me rozó cuando escuché por primera vez el golpe de las olas contra sí mismas e intenté comprender lo que decían.

El miedo a la muerte me ha llevado a asumir el cuerpo como un objeto poético; así he conjurado los horrores que yo misma me induzco al concebirlo como el posible enemigo capaz de traicionarme en cualquier momento.

En la luz está mi búsqueda de identidad. El nombre que tengo me ha marcado de muchas maneras, pero solamente en la poesía parece tener verdadero sentido. Por eso persigo a la luz. Y es tal vez por eso que la noche me persigue.

12. ¿Con qué está comprometida su literatura?

Con ser siempre búsqueda.

13. ¿Cómo sería su vida sin la literatura?

Odio escribir, pero no puedo vivir sin hacerlo. Sin la literatura yo sería un ser más apaciguado, tranquilo. Me sentiría libre de esa responsabilidad que nadie me impuso y que, fuera de toda lógica, me obliga a seguir en esta aventura. Igual que a un amor tormentoso no puedo olvidarla. Me asalta por todas partes: desde los libros que no he leído, desde aquellos que he leído múltiples veces, desde los libros que quisiera escribir, desde los libros que he escrito, desde los que he amado, desde los que he abandonado. No concibo la vida sin la literatura porque todo es literatura. Todo quiere ser poetizado. Todo quiere ir más allá de la existencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una mujer muy hermosa
Presentenmela!

Anónimo dijo...

Te saludo, desde el sur de Chile. Soy Cristian. me ha gustado mucho tu literatura. Gracias